La toma de consciencia a nivel mundial está sacudiendo a la producción industrial. La responsabilidad ecológica es una realidad que está obligando a las marcas a reaccionar rápidamente y convertirse en actores de esta revolución. Vincent Viard, jefe del Departamento de Diseño Estructural, nos desvela las últimas tendencias en términos de diseño ecológico.
Tener en cuenta el ciclo de vida en general
Ari Jónsson, estudiante de diseño islandés, produce botellas de agua bioplásticas a base de proteínas biodegradables de algas rojas comestibles. Aunque se trata tan solo de un ejemplo, la propagación de materiales compostables o de abono para el hogar permite proyectar la producción de bienes de consumo ecológicamente aceptables.
Cuidado de los residuos
La zapatilla Ocean Plastic 3D creada por Adidas está hecha a base de redes de pesca que perdieron utilidad, así como de desechos marinos. La inteligencia tecnológica actualmente nos permite reintegrar nuestros desechos en un ciclo industrial viable. Incluso, la ingeniería enzimática se remonta a las moléculas originales de los materiales de los residuos recuperados. Por tanto, sacar algo nuevo de lo viejo es el mantra de la década.
The Box: reducir el impacto ambiental del comercio electrónico
Este paquete se alinea con los nuevos esfuerzos de optimización para el comercio en línea. Más allá de reinventar el packaging de nuestros antepasados, estos nuevos empaques mezclan lo digital con la necesidad absoluta de evitar que se desperdicien 100 mil millones de cajas al año. Además, este empaque cuenta con credenciales ecológicas. Se produce a partir de materiales reciclados y, sobre todo, es reutilizable más de 1.000 veces antes de que le toque reciclarse. Esta innovación podría salvar 700 millones de árboles anualmente.
Naturaleza con ambición
La autogeneración de ciertos organismos ahora permite industrializar materiales naturales de origen biológico. El ecodiseño en Nueva York utilizó hongos para crear Mycobond, un material resistente al calor, al fuego y a los golpes; un material biodegradable (incluso en anaerobiosis) que requiere muy baja producción de energía. Esta alternativa a las espumas de amortiguación requiere solo una octava parte de la energía y una décima parte del dióxido de carbono utilizado para producir materiales tradicionales.
En unas palabras…
¡Enhorabuena! La tecnología del siglo XXI abre las puertas a un mundo al que ahora podemos regresar humildemente. Podemos usar el ciclo de vida de la naturaleza que, desde un principio, nunca debimos haber dejado.