Como miles de personas hoy en día, me apasiona la gastronomía, mejor dicho, todo tipo de comida imaginable. Viniendo de una familia en la que la comida es sagrada, no es sorpresa mi interés sobre el tema. Y así, lejos de tratarse de mi única herencia, la cocina se ha convertido en mi principal medio de expresión y escape. Horneando, descubrí mi lado creativo y siento que ha sido algo que me ha permitido explotarlo. Pocos años después, justo antes de la actual tendencia del flexitarismo, fui diagnosticada con un Tipo 3 de alergia al trigo, al centeno, a la cebada, a los huevos y a la leche. ¿Cuáles ingredientes me quedaban para cocinar? ¿Esta alergia alteraría mi personalidad por completo? Sin darme cuenta, me convertí en el arquetipo de Millennial de hoy en día: #nogluten #veggie #foodaddict #topchef.
Como nueva partidaria de esta tendencia, fascinada pero no engañada, me intrigan las energías emergentes de estas nuevas maneras de consumo que se retroalimentan y, que en definitiva, impactan y estructuran las mutaciones sociales. La Food Revolution está en camino, ¿qué dice esto sobre nosotros?
Comida & Identidad
El día que descubrí mis alergias alimentarias, mi identidad cambió. O, para ser más específicos, adquirí una nueva visión como resultado de las restricciones. ¿Aparecieron para comunicar algo esencial acerca de mi personalidad? La Food Revolution es, sobre todo, acerca de la identidad. Los movimientos más representativos son los que se desarrollan con las dietas “sin-”: “sin gluten”, “sin lácteos”, “sin carne”… Al optar por no consumir más ciertos productos y alimentos, redefinimos nuestros valores, intentamos descubrir quienes somos realmente y qué es bueno para nosotros. Mi nuevo estilo de alimentación ha suscitado cualquier cantidad de cuestionamientos a mi alrededor. ¿la soja demuestra mi compromiso con el medio ambiente para ayudar a reducir el consumo de carne alrededor del mundo?, ¿soy consciente de que mi nuevo interés hacia la quinua o el tofu ahumado me han marcado socialmente?, ¿o que la importante integración de vegetales en mi dieta diaria proyecta una imagen sana y balanceada o #healthy?, ¿en quién me he convertido, de verdad?
Lo que es evidente es que la Food Revolution ha cambiado definitivamente nuestra relación con el otro y ha generado nuevas maneras de interactuar socialmente. En mi caso, al adaptarme a estas nuevas limitaciones alimentarias, me he encontrado formando parte de una comunidad que me permite asimilar más fácilmente mi nuevo estilo de vida. Aún cuando no tenga intenciones de registrarme en el sitio web de citas GlutAime (sí, es real), tengo que admitir que representa algo de mí. Dicho esto, como consumidora, me paseo tranquilamente desde Naturalia a Mnoprox, pasando por McDonalds o Eclair de Genie. Mi nueva identidad es tan compleja y llena de contradicciones como la anterior. ¿Acaso los Millennials se han vuelto esquizofrénicos? Lo que podemos decir con toda seguridad es que el comportamiento del consumidor es más impredecible que nunca. De allí que el verdadero reto de las marcas sea saber cómo captar y jugar con estas continuas señales contradictorias. La clave está, por supuesto, en mantenerse coherentes.
La experiencia de la #Food
Debido a una tesis que escribí sobre el tema en el año 2016 y por haber trabajado durante un tiempo en una casa gastronómica, tuve la suerte de conocer a famosos chefs – de pastelería, en concreto – así como a otros actores dentro del sector. Partiendo de la observación que de una verdadera democratización de pastelería lujosa estaba comenzando, con ellos trabajé en una investigación para entender la razón. El nuevo modelo dominante de empresa estaba centrado en la identidad del Pastry Chef, lo cual nos dice mucho sobre qué atrae a los consumidores. La mayor revolución aquí es dar acceso al Chef, a su know-how y a su firma. Podemos afirmar una vez más que el consumidor de hoy en día espera vivir una experiencia real, ser convencidos por la historia, y ser testigos una vez más de que la comida trasciende a representar algo significativo y real.
Si la pastelería me fascina tanto, puede que sea porque está pensada para triunfar perfectamente en este reto, lo cual revela el poder y el alcance de la #Food. Durante una conversación con el director comercial de Fauchon, me di cuenta de que esto no solo se trataba de un hecho pasajero, sino de una reestructuración mayor en tendencias. Nos explicó cómo la marca Fauchon se ha redefinido a sí misma para integrarse a este modelo de negocio sin cambiar su ADN, y adaptarse a nuevos estilos de alimentación para captar ese nuevo target. Fuachón colaboró con Amazon Premium en las entregas a domicilio, al desarrollar pasteles individuales económicos, crear y distribuir pasteles congelados a los supermercados, y organizar Máster Clases gratuitas de pastelería durante los fines de semana en la casa madre del Place de la Madeleine. Sin embargo, la popularidad del mono producto parece ser lo más revelador. Iniciado por “Macaron de Alta Costura”, un fenómeno lanzado en los años 2000 por el mundialmente famoso chef de pastelería Pierre Hermé, la marca crea colecciones estacionales que el consumidor puede adquirir cómodamente sobre la marcha. De hecho, el poder de tal democratización es sumamente fuerte, ya que se ha venido de influir en las expectativas de los consumidores de la #Food en general, a cuestionar las fronteras existentes, cambiar la apariencia de los anaqueles en el supermercado, y las expectativas sobre lo que puede ser encontrado allí.
El Arte de #Food
Un hecho innovador, el clásico “dressage” o elemento dominante en la presentación de la comida en el plato, ha ocasionado una nueva sensibilidad: la #Food ha sido creada para ser comida, pero más importante, ¡para ser fotografiada! Así que hoy en día, comerse un plato o consumir un producto (sobre todo para los Millennials) se hace después de un ritual que es tan importante como probarlo: compartirlo en Instagram. Intrigada por el éxito de diversos hashtags, experimenté en crear mi propia cuenta. El resultado fue asombroso: la comunidad es fuerte y constante, el ritmo de compartir publicaciones es enérgico, rápido y prácticamente instantáneo. Por ejemplo, mi última publicación ganó no menos de 200 seguidores en solo un día, y la primera reacción vino exactamente en 47 segundos después de haberlo compartido… Y esto no es nada comparado con el éxito de una larga lista de páginas particularmente activas. Con Instagram, no se trata solamente de que cada consumidor tenga su voz propia, sino de dar vida a su nueva identidad y expresar su creatividad libremente, y esto es un gran desafío para las marcas que ahora deben aprender a co-crear de la mano con sus consumidores.
Sephora Margulies, Project Manager