Delphine, nuestra especialista en cultura y recepcionista nos presenta su “creative crush”: Felix González-Torres, el artista que consiguió que amara el arte conceptual. Echa un vistazo a través de la ventana de tu ordenador, ella te guiará en el camino…
Nuestra primera apreciación del arte recae en nuestro placer visual. Así que es difícil aceptar aquello que va más allá de nuestro criterio cultural. “Trampa”, “pereza”, “farsa”, así es como solemos calificar el arte conceptual, un arte que florece donde no es aceptado. Algunas veces nos dejamos llevar por la armonía de una exhibición y, de la nada, allí está, imponente, atrevido. El veredicto es irrevocable: “esto no es arte”.
El arte conceptual es una intensa forma de arte bajo la apariencia de provocación. No se revela a sí mismo a primera vista. No se presenta fácilmente. Somos nosotros quienes debemos dar el primer paso, conocerlo, saber cuál es la intención del artista y su historia para poder desentrañar el significado. Es una forma de arte que requiere paciencia, empatía y una mente abierta. El artista Felix González-Torres realmente me enseñó a apreciarlo, su trabajo es como un libro abierto de sus sentimientos, así como de sus heridas y pensamientos más profundos.
Todo su trabajo merece la pena hacer el esfuerzo en entenderlo, pero hay una obra que para mi sobresale: Perfect lovers. La instalación parece muy (demasiado) simple a primera instancia, ya que se compone de dos relojes, uno al lado del otro, mostrando la misma hora. Puede que nos sintamos frustrados frente a tanta simplicidad, y eso fue precisamente lo que me sucedió a mi, tal y como me pasa cada vez que estoy viendo arte conceptual. Es un poco como intentar entrar a una casa cerrada, para lo que tenemos dos opciones: quedarse afuera y caminar alrededor o buscar un taburete y entrar por una de las ventanas para ver qué sucede adentro. Yo escojo el taburete.
Perfect lovers, no es precisamente sobre relojes. Estos relojes representan personas, perfectamente sincronizadas. El ritmo de su unión es el tic-tac de los relojes, moviéndose inexorablemente hacia el progreso y sujetos a la desincronización. La carrera de los punteros amplia la brecha hasta que uno de los relojes se detenga. La pareja de Felix murió de SIDA y el dolor causado por esta pérdida influyó profundamente en su trabajo. González-Torres es el reloj restante, el reloj que todavía funciona cuando el otro se ha detenido…
Con objetos cotidianos simples, el artista evoca temas muy intensos. Su pieza más famosa es una pila de dulces llamada Portrait of Ross, la cual representa el peso de su pareja. En esta instalación, el espectador está invitado a coger un dulce, lo cual causa que el tamaño de la pila se reduzca progresivamente, así como Ross perdió peso a medida que el SIDA le iba consumiendo, hasta que ya no quede nada. Los dulces repartidos en las manos de los visitantes son el símbolo de la propagación del virus en los años 90s.
Este es el poder del arte conceptual: si nos atrevemos a atravesar la ventana, la poesía puede salir de relojes y dulces…
Delphine Romain,
Office Assistant París
Más información: https://www.felixgonzalez-torresfoundation.org/about